Shinzo Abe Shinzo Abe

Shinzo Abe quería cambiar la constitución japonesa para poder hacer la guerra a otros países, pero ahora está muerto.

El ex primer ministro japonés Shinzo Abe fue declarado muerto después de recibir un disparo durante un evento público, informó NHK, citando al gobernante Partido Liberal Democrático Japonés. La muerte también fue confirmada por una fuente del partido, que habló con la agencia Kyodo News.

Abe fue trasladado al hospital en estado grave después de que un hombre armado lo hiriera durante una aparición pública en la ciudad de Nara, en el oeste de Japón. Estaba haciendo campaña para un candidato en unas próximas elecciones parlamentarias.

Los médicos dijeron que la pérdida significativa de sangre por las heridas de bala lo había llevado a su muerte final. El cuello de Abe resultó gravemente herido en el ataque, dijeron los médicos, y parte del daño había sido lo suficientemente profundo como para dañar el corazón. El político fue llevado al hospital sin signos vitales y los intentos de reanimarlo fracasaron.

El secretario jefe del gabinete, Hirokazu Matsuno, fue uno de los primeros en corroborar los detalles del ataque del viernes, calificándolo de “imperdonable” y señalando que se había arrestado a un sospechoso.

NHK News identificó al hombre como Yamagami Tetsuya, de unos 40 años y que sirvió en la Fuerza de Autodefensa Marítima de Japón durante tres años. Fue arrestado por intento de asesinato y, según los informes, se recuperó un arma de la escena. El canal de televisión dijo que la policía encontró artículos en la casa del hombre que podrían ser explosivos.

Testigos dijeron que el hombre armado disparó por la espalda a Abe, de 67 años, e informaron haber escuchado dos fuertes golpes antes de ver al exlíder colapsar en el escenario.

Abe, el primer ministro con más años de servicio en Japón, renunció en 2020 debido a problemas de salud, pero siguió siendo una figura política influyente y estaba hablando en nombre del gobernante Partido Liberal Democrático cuando le dispararon.

El ataque fue condenado por algunas figuras públicas en Japón e internacionalmente. El primer ministro en ejercicio, Fumio Kishida, lo calificó como un "acto de barbarie" que no tiene cabida en una sociedad moderna.

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